No es necesario ser un Maestro Jedi para entender la diferencia entre estos dos verbos.
Recuerdo cierta ocasión en la que impartí una charla sobre alimentación saludable y los participantes me comentaron que les gustó mucho el razonamiento que te voy a compartir a continuación.
La duración de la charla era de unas dos horas y dediqué solo unos 10 minutos a hablar sobre este concepto, pero todavía hoy hay varias personas que me dicen que fue la parte más útil de toda la exposición, así que vamos con ello.
¿Realmente hay algo que quieras?
Mucha gente me comenta que quieren bajar de peso, que quieren adelgazar, pero que no lo consiguen. Que han probado muchos sistemas, muchas dietas, muchos productos, y nada… que no consiguen perder peso.
A toda esa gente, lo primero que les hago ver es que ellos no quieren bajar de peso.
Este es un error muy habitual dentro del vocabulario y que en el terreno de salud y también en el deporte ha provocado muchas frustraciones.
Cuando alguien dice que quiere algo, lo primero que tenemos que preguntarle es: ¿quieres o te gustaría?
Porque no es lo mismo, aunque a nosotros nos lo parezca. Es más, hay muchas personas que sin saberlo se están autoengañando por culpa del lenguaje.
Querer significa desear una cosa y estar dispuestos a conseguirla. Es decir, que estás dispuesto a hacer algunos sacrificios con tal de conseguir tu objetivo.
Gustar significa desear una cosa, pero en este caso no tenemos tanta disposición para conseguirla. Es decir, que ya no estás dispuesto a hacer sacrificios.
Así que en el momento que alguien dice que quiere adelgazar, debemos preguntarle ¿quieres adelgazar o te gustaría adelgazar? Porque aunque parezca lo mismo, no lo es en absoluto.
Todos sabemos que el azúcar es malo, que las patatas fritas no es que sean de lo más saludable, que beber cada día Coca-Cola no es bueno. El problema viene cuando alguien dice «yo quiero adelgazar, pero los pasteles y la Coca-Cola los seguiré tomando».
La frase correcta sería «a mí me gustaría adelgazar, pero si no puedo tomar pasteles y Coca-Cola entonces lo tengo crudo».
Debes tener claro lo que quieres y lo que te gustaría
Uno de los momentos que más les marcó a los asistentes de la charla fue cuando les dije lo siguiente:
”Si has venido aquí para que te diga que los pasteles son buenos, te has equivocado de lugar. De hecho ya sabes que los pasteles son malos, pero aun así los sigues tomando. Para mí no hay ningún problema en eso. El problema lo tengo en el momento en que me dices que quieres adelgazar, pero que no piensas dejar de tomar pasteles. Y es un problema porque me estás mintiendo. Tú no quieres adelgazar, porque no quieres hacer sacrificios. A ti te gustaría adelgazar por arte de magia, comiendo de todo y sin hacer ejercicio. Si realmente quieres adelgazar entonces es que estás dispuesto a hacer unos sacrificios para conseguir tu objetivo. Si me dices que quieres conseguir todos tus objetivos sin tener que hacer nada al respecto me parece que lo tendrás muy difícil.»
Así pues ahora que ya ha quedado clara la diferencia entre querer y gustar te propongo que pienses en algunos de tus deseos y los clasifiques en una de estas dos categorías.
Yo por ejemplo soy consciente que me gustaría ser millonario, pero no quiero ser millonario. Para conseguirlo, hay que hacer unos sacrificios a los que no estoy dispuesto.
En cambio sí que quiero ser un buen deportista y para conseguirlo hay algunos sacrificios que hago como despertarme y acostarme temprano, tener una buena alimentación, dedicar tiempo a los estiramientos y un largo etcétera.
Por ejemplo, si participas en una carrera en la que también participa un compañero que tiene más o menos tu nivel, la pregunta es ¿quieres ganarle o te gustaría ganarle?
Ahora que has entendido la diferencia entre querer y gustar, puedes entender mucho mejor la expresión querer es poder.